África Recibe el Mensaje de Paz entre Naciones y Religiones
A finales de noviembre el papa Francisco visitó Kenia, Uganda y la República Centroafricana, a pesar de los conflictos abiertos y la amenaza existente en estos países. El viaje duró seis días y, como se ha hecho costumbre en su pontificado, ha tenido un profundo sentido pastoral y teológico.
En este viaje, Su Santidad ha enviado un mensaje claro “como mensajero de la paz”. Pese a los inminentes riesgos que corría por los factores de violencia, en especial de origen religioso, que afectan a esos países; el papa predicó con su propia presencia que no “no habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones”. La paz es posible en la medida en que se promueva la reconciliación y el diálogo interreligioso.
Desde su llegada al solio pontificio, el Papa Bergoglio predicó la paz fruto de la justicia y la reconciliación basada en la misericordia en América, Europa y Asia. En los tres continentes orientó y motivó la acción de la Iglesia como maestra de ternura, oasis de esperanza y hospital de campaña. En África reafirmó esta eclesiología.
Con su elección de ir a Uganda, Kenia y República Centroafricana, reafirmó una de sus elecciones radicales de su pontificado: la apertura de la Iglesia hacia la periferia y la atención preferente a los excluidos.
En Kenia el jueves 26 de noviembre celebró un encuentro ecuménico e interreligioso en el salón de la nunciatura apostólica, para ratificar su mensaje de la paz como centro de la vivencia cristiana. También ofició una misa en la Universidad de Nairobi, donde recordó la masacre en el centro universitario en Garissa del pasado mes de abril, donde murieron 148 personas, en su mayoría estudiantes cristianos. Allí insistió en que el nombre de Dios es la misericordia.
Además, el Sumo Pontífice volvió a poner el tema del cambio climático en el centro de su mensaje profético. Indicó que sería “catastrófico” que en la cumbre ambiental COP21 en París no se dieran avances significativos tendientes a promover el cuidado de nuestra casa común. Remarcó que los problemas locales pueden llegar a tener consecuencias globales, haciendo referencia al comercio ilegal de diamantes y de productos animales, como el caso del tráfico de marfil y la consecuente matanza de elefantes, flagelos que son alimentados por la inestabilidad política, el crimen organizado y el terrorismo en este país.
En Uganda ofició una misa en el santuario anglicano de los mártires de Namugongo, cerca de Kampala, al sur, para recordar a los 25 ugandeses católicos y anglicanos asesinados entre 1884 y 1887.
Ese día, también dialogó con los jóvenes ugandeses, escuchó la experiencia de uno de ellos sobre su secuestro cuando era niño a manos de los guerrilleros en el norte del país y la de una joven que lucha contra el Sida. Exhortó a todas las parroquias y comunidades de Uganda, y del resto de África, para que no se olviden de las personas más necesitadas.
En medio su visita a la República Centroafricana, el Pontífice apostó por un diálogo interreligioso para diezmar la violencia que predomina en la zona y llamó a los cristianos y musulmanes a reconciliarse y ponerle fin a los conflictos que mantienen desde hace dos años. “Vengo a esta tierra por primera vez como peregrino de la paz y apóstol de la esperanza”, dijo el papa después de que su avión aterrizara en el aeropuerto de Bangui. En la misma terminal aérea aseguró que “el diálogo interreligioso no es un lujo”. Además, tal como había pedido en su última audiencia en la Plaza San Pedro (Roma) y lo había remarcado en Nairobi, rechazó el uso de Dios para justificar cualquier tipo de violencia: “Su santo nombre no debe ser usado jamás para justificar el odio y la violencia. Juntos digamos ‘no’ al odio, a la venganza, a la violencia, en particular a la que se comete en nombre de una religión o de Dios”, finalizó.
Otros signos importantes del papa Francisco en su paso por la República Centroafricana fueron: la visita a un hospital pediátrico de Bangui, donde llegó de sorpresa llevando cajas con medicinas y el inicio anticipado del Año Santo abriendo la puerta de la catedral de Bangui: “El Año Santo llega temprano a una tierra que sufre de años de guerra, violencia y falta de paz”, expresó durante el acto. “Bangui se convierte en la capital espiritual de la oración por la misericordia del Padre. Todos nosotros pidamos paz, misericordia, reconciliación y perdón”.
DOLOR DE HUMANIDAD
Crece la conmoción y tristeza ante los recientes sucesos de violencia por factores religiosos, económicos y culturales que están sucediendo en Europa, Asia, África y América. La razón más cruel de la violencia es destruir en nombre de Dios, porque se borra su carácter trascendente para convertirlo en un factor humano: por eso duelen tanto las muertes, desplazamientos y tratos inhumanos en cualquier lugar del mundo.
Fuente: BOLETÍN “JUSTICIA Y PAZ“, Nº 303